ERMITA DE LA VERA CRUZ
“En una de las entradas originales a Montemayor se encuentra esta iglesia, una de las joyas barrocas del municipio”.
Ubicada al norte de la población en una de sus entradas primigenias, esta iglesia originalmente se construye en la segunda mitad del siglo XVI. Es, por tanto, la ermita más antigua de Montemayor. Tomando como modelo la arquitectura mudéjar, tan común en el municipio de Montemayor, su estructura es la de una larga nave con cabecera cuadrada. En origen las cubiertas fueron artesonados de madera que luego en el siglo XVIII fueron cambiadas por bóvedas.
La belleza está en los detalles
De entre todas las bóvedas destaca la de la cabecera: una cúpula rebajada apoyada en pechinas cuya decoración se compone de placas geométricas que forman una composición radial de gran belleza.
El exterior de la iglesia es sencillo donde se alterna la pureza del blanco de la cal con el ladrillo a cara vista. La portada principal de la iglesia consta de un arco de medio punto que aparece flanqueado por pilastras. Encima de ellas descansa un entablamento con un frontón partido y en el centro la cruz en una pequeña hornacina. La espadaña que corona la iglesia es del siglo XVII.
Qué veras en el interior
En esta ermita se veneran algunas de las imágenes más importantes de Montemayor. La Virgen de la Candelaria, que procesiona en Semana Santa como Virgen de la Soledad. La escuela sevillana del siglo XVII está representada con una magnífica talla de San José.
Una talla de un Crucificado del siglo XVI, de estilo muy expresionista, aporta el componente de calidad artística. Finalmente, la talla del Cristo amarrado a la columna (s. XVII) es de gran devoción entre los montemayorenses.
La cofradía de la Vera Cruz es una de las más numerosas con más de 500 hermanos y hermanas.
La leyenda de la Vera Cruz
La Vera Cruz (o Santa Cruz) es, según la tradición cristiana, la cruz donde fue crucificado Jesús de Nazaret. Dentro de la religión católica se considera una de las grandes reliquias. Siguiendo La Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine, hacia el 326 la emperatriz Helena de Constantinopla (madre de Constantino I el Grande) en su búsqueda de los Santos Lugares en Jerusalén, hizo demoler el templo de Venus que se encontraba en el Monte Calvario.
Ordenó la excavación del monte donde, siguiendo la tradición, encontraron tres cruces: la de Jesús y la de los dos ladrones. Ante la dificultad de saber cual era la cruz de Cristo, cuenta la leyenda de que la emperatriz mandó traer a un hombre enfermó. Al acercarse a una de las cruces empeoró enormemente su salud (siendo ésta la del ladrón Gestas). Inmediatamente lo acercaron a la siguiente y volvió a quedar su salud como al principio (era la cruz del buen ladrón Dimas). Cuando fue tocado por la última de las cruces recuperó su salud por completo. Habían encontrado la Vera Cruz.
Hay numerosas reliquias de la Santa Cruz repartidas por Tierra Santa y la vieja Europa. El culto a la Vera Cruz se expandió por todo el mundo cristiano, de ahí que haya numerosísimas iglesias repartidas por los pueblos con el nombre de Vera Cruz, como la de Montemayor, como símbolo de una de las reliquias más importantes de la cristiandad.